Mapa de distribución de la trufa en España

La distribución de la vegetación por el territorio se da según una serie de factores como la altitud (que determina los pisos bioclimáticos), la precipitación (que determina los ombroclimas) o el tipo de suelo. Atendiendo a estos factores también se puede hacer una distribución del territorio que es potencialmente viable para el desarrollo de diversas especies de trufa del género Tuber, que se dan en España.

La trufa negra (Tuber melanosporum) es la más conocida y apreciada, pero queda limitada a ciertas zonas debido a las condiciones ambientales tan específicas que requiere. Sin embargo existen otras especies como la trufa blanca o de verano (Tuber aestivum) y Tuber uncinatum, que pueden desarrollarse donde la trufa negra no lo hace y que también son comestibles y apreciadas como puede verse en el cuadro siguiente:

DATOS ECONÓMICOS

Especies de TuberPrecio medio de venta al por menor por el truficultor, en los últimos años
T. melanosporum400 – 800 €
T. uncinatum150 – 250 €
T. aestivum50 – 100 €

                                                                                             

Es conocido el alto valor que alcanza T. melanosporum, pero cabe destacar la importancia que han tomado en los últimos años estas especies, siendo incluso mayor el precio que alcanza T. uncinatum a T.aestivum.

Dado que la truficultura es posible, prácticamente, en toda España, nosotros pensamos que es una alternativa muy interesante para cultivos que hoy por hoy ya no son rentables.

En el mapa puede observarse la distribución de estas especies de trufa, la cual se detalla a continuación:

            ● El número 1 en el mapa, al que le asignamos la especie Tuber uncinatum, corresponde a zonas de piso oromediterráneo y suelo calcáreo. Son regiones de montaña con un ombroclima húmedo (1000-1600 mm de precipitación media anual), ya que esta especie se desarrolla mejor en zonas umbrías que son más frías y tienen una mayor disponibilidad de agua.

            ● El número 2, al que le asignamos las especies Tuber melanosporum o Tuber uncinatum, corresponde a zonas de piso supramediterráneo y suelo calcáreo. Este piso está determinado por cotas más bajas que el caso anterior, donde la temperatura es algo más elevada. En este caso reservaríamos las zonas más umbrías y con mayor precipitación, es decir lo que llamaríamos ombroclima húmedo, para T. uncinatum y las zonas con mayor insolación y ombroclima subhúmedo (600-1000 mm de precipitación media anual) para la trufa negra, ya que los requerimientos hídricos de ésta última son menores.

Por otro lado, hay que tener en cuenta siempre que para la trufa negra, además de que el suelo sea calcáreo, el rango de pH debe estar entre 7,5 y 8,5.

            ● El número 3, al que le asignamos las especies Tuber melanosporum o Tuber aestivum, corresponde a zonas de piso mesomediterráneo y suelo calcáreo. La cota de este piso es todavía más baja que el anterior y  por tanto con temperaturas un poco más altas. Entre los tipos de ombroclimas que podríamos encontrarnos en este piso está el subhúmedo que sería el adecuado para la trufa negra y el seco (350-600 mm de precipitación media anual) que serían más adecuados para la trufa de verano, dado que el rango de precipitaciones que puede soportar la trufa de verano es mayor. Con respecto al pH, también el rango es mayor para la trufa de verano, que está entre 7 y 8,5.

Siempre hay que tener en cuenta que las precipitaciones son irregulares y que puede haber años de sequía en los que no lleguen a ser suficientes para el buen desarrollo de las trufas. Por ello es importante poder contar con algún sistema de riego y en este caso en concreto (Albacete, Murcia, etc) es imprescindible el riego para la trufa negra ya que las lluvias son escasas.

           ● El número 4, al que le asignamos las especies T. melanosporum o T. uncinatum, corresponde a zonas de piso montano y colino, con suelos calcáreos. Esta región presenta un nivel de precipitaciones mayor que en el resto de España debido a la influencia oceánica. Por tanto las zonas con mayor insolación serian más adecuada para la trufa negra y las umbrías para T.uncinatum, teniendo en cuenta siempre el rango de pH.

            ● El número 5, corresponde a zonas de suelos ácidos por lo que sería necesario hacer enmiendas calcáreas si el pH es más bajo de 7. Con un pH de 7 la especie adecuada sería la trufa de verano ya que como hemos comentado anteriormente soporta un rango de pH mayor que la trufa negra. Ésta quedaría limitada a zonas en las que hayamos subido el pH a 7,5 y tengan una mayor disponibilidad de agua.

            ● El 6, corresponde también a suelos ácidos por lo que, como en el caso anterior, es necesario hacer enmiendas calcáreas si el pH es menor de 7. Esta zona quedaría reservada para la trufa de verano solamente ya que, generalmente, las precipitaciones son más escasas que en el caso anterior.

Las especies forestales con las que se asocian las trufas están adaptadas a las condiciones ambientales de cada una de las regiones en las que pueden desarrollarse dichas trufas.

T. uncinatum se asocia con pino silvestre (Pinus sylvetris), pino negro (pinus nigra) o quejigo (Quercus faginea). La trufa negra y la trufa de verano se asocia con encinas (Quercus ilex) quejigos (Quercus faginea) y coscojas (Quercus coccifera) principalmente.

Esta información es generalizada y siempre habrá casos que se deban estudiar de forma localizada. Cultivos Forestales y Micológicos pone a su disposición toda la información de la que disponemos para resolver, en la medida de nuestras posibilidades, cualquier duda que le pueda surgir.

A continuación se detallan las características más importantes de los tres tipos de trufas en cuanto a su biología, aunque los ciclos de la trufa blanca y de T.uncinatum son poco conocidos debido a los escasos estudios que existen. Sin embargo la trufa negra es bastante conocida aunque falten todavía muchos aspectos por comprender.

La trufa negra se conoce comúnmente con este nombre debido  a su coloración oscura, tanto en la parte externa como en el interior.

Vive enterrada en el suelo por lo que es necesaria la ayuda de un perro adiestrado para su recolección. Esto es posible gracias al intenso aroma que desprende. La época de recolección está comprendida entre mediados de noviembre hasta finales de marzo.

Su tamaño varía, siendo más pequeña cuanto más abundantes  se encuentran. Los años de sequía también hacen que su tamaño disminuya, al igual que sucede cuando termina la temporada.

Teniendo en cuenta la distribución de las precipitaciones a lo largo del año, el mes más crítico para el desarrollo de las trufas, con respecto a la falta de agua, parece ser junio y para que la producción sea abundante, agosto.

La trufa blanca se conoce así debido a que, a diferencia de la negra, su interior es de color claro, siendo negra igualmente en la parte externa. También se conoce como trufa de verano ya que la recolección se da durante los meses de verano, entre mayo y agosto.

Se encuentra enterrada a menor profundidad que la trufa negra siendo posible, a veces, observar montículos ya que puede levantar el suelo o incluso asomar en la superficie.

La cantidad de trufas que podemos encontrar en cada pozo suele ser menor que la trufa negra, pero son de mayor tamaño.

Para la trufa blanca el mes más crítico en cuanto a lluvias para unos truficultores es julio y para otros de febrero a abril, no está claro ya que el ciclo biológico es poco conocido.

Tuber uncinatum a pesar de que se ha demostrado científicamente que es la misma especie que la trufa blanca, difieren bastante en su ecología e incluso es más apreciada en el mercado, como hemos  visto anteriormente.

T. uncinatum crece en zonas más frescas y sombrías y la época de recolección va de octubre a noviembre.

Hay que tener en cuenta también que una trufera de trufa blanca no va dar trufas de tipo T. uncinatum ni viceversa, a pesar de ser la misma especie.

Parece ser que las lluvias más beneficiosas para esta trufa son las de febrero o marzo.

Como puede observarse, los periodos de recolección de las tres especies abarcan prácticamente todo el año. Esto sumado a las diferentes condiciones ambientales en las que viven, pueden suponer un complemento a la hora de abastecer el mercado durante todo el año.