Estos días pasados de tanto calor tuve la suerte de compartir un par de horas con un amigo en busca de trufa de verano. Madrugon y a las seis y media en el monte.

Donde estaban las trufas eran zonas abiertas principalmente de encina y otras no tan abiertas en umbría con bosque de quejigo. Suelo calcáreo algo arcilloso pero con bastante piedra pequeña. Sorprende lo someras que están estas trufas en estos suelos naturales, apenas algún centímetro por debajo de la superficie (¿será por eso que tiene menos aroma que su hermana la negra dado que en realidad no necesitarían más para que el olfato de los animales que dispersan sus esporas den con ellas? ) y como la evolución ha dotado a estos tubérculos de la capacidad de resistir la sequedad del suelo, incluso de evolucionar en esas condiciones. Lógicamente estábamos ante la trufa de verano tipo “aestivum”.

Me surgía también la duda de si esas trufas que encontramos se habrían formado a la vez o en periodos discontinuos suponiendo una evolución lineal hacia la madurez, dado que se conoce que su formación es continua en el tiempo mientras las condiciones climáticas lo permiten.

Por esta vez nada más. Saludos

Mariano Casas Gimeno.
Cultivos Forestales y Micologicos S.L.