Un reciente libro sobre trufas escrito por expertos europeos y neozelandeses en uno de sus capítulos al hablar sobre la calidad de las plantas truferas, al final de este apartado, se expresaban así.” Lamentablemente, la mala calidad de los plantones sigue siendo un grave problema en toda la industria trufera. Grandes cantidades de plantas inoculadas presentes en el mercado, o bien están muy contaminadas con otras especies de trufa u otros hongos ectomicorricicos o peor aún están completamente libres de micorrizas truferas. Esto no supone ningún beneficio para la industria trufera y sugiere que el repertorio de técnicas empleadas por los viveros comerciales es a veces inadecuado para producir plantas con buenas micorrizaciones de trufa y sin contaminantes. Además cuando se siguen religiosamente los procedimientos, es posible que los costes de producción hagan que sean poco competitivas en el mercado. Puede que un sector de esta industria ignore lo que esta haciendo, o quizá sencillamente no le importe. Evidentemente, los futuros truficultores e inversores tienen que ser conscientes de los riesgos de tratar de economizar encontrando lo que parece ser el proveedor más económico de plantas, así como de los beneficios a largo plazo de pagar para hacer que los lotes de trufas destinados a su trufera sean chequeados a fondo por un especialista independiente para asegurar que están libres de contaminación. También tienen que darse cuenta de las promesas de operadores piratas que “garantizan” sus plantas sólo para desaparecer antes de la fecha de la recolección. “ (Trufas… Autores: Ian R. Hall, Gordon T. Brown, Alexandra Zambonelli)
A pesar de este hecho no se ha establecido una metodologia consensuada para el control de plantas de trufa desde los diferentes países europeos en los que se realizan plantaciones, es más, aún dentro de cada país no hay un criterio común. En el caso de España existen diferentes centros que han descrito su propio protocolo y metodología, y muchos truficultores antes de plantar recogen alguna planta en el vivero que deciden y las remiten a alguno de estos centros para que les den una opinión autorizada respecto a la micorrización de la `planta.
Muy resumidamente describimos algunas de las principales metodologías utilizadas en Europa para controlar planta micorrizada con trufa:
-metodología INRA-ANVAR (Francia, 1972)
Se coge una muestra representativa de los lotes. Se realiza un análisis del sistema radicular de las plantas, y se le asigna una nota entre 0 y 5, la nota del lote debe ser superior a 3 para que se puedan etiquetar como bueno. Ninguna planta puede tener más de un 10% de micorrizas contaminantes.
Para evitar el fraude añaden una etiqueta corroborando que no existe ninguna micorriza contaminante de otras especies de Tuber.
-metodología Universidad de Peruggia (Italia, 1987 y 1995)
Se muestrea una parte representativa del lote. Se basa en el conteo de los ápices de distintos sectores de la raíz, si presentan una micorrización heterogénea en los sectores de la raíz se muestrean más plantas del lote. No hace referencia si se excluyen por aparición de micorrizas contaminantes, siempre que se mantenga una diferencia de un 20 % entre las micorrizas de T.melanosporum y las de los contaminantes.
-metodología Universidad de Lérida (España, 1996)
Se analizan 12 plantas de cada lote y se corta el sistema radicular, anotando la proporción de micorrizas y de contaminantes en un mínimo de 250 ápices radicales. La aparición de cualquier otra micorriza del género Tuber que no sea T.melanosporum supone la exclusión del lote.
-metodología CEAM-Valencia (España, 1997).
Este método se basa en el número de micorrizas por volumen de suelo. Se saca una muestra con un sacabocados del sistema radicular de la parte central del cepellón. El método exige un mínimo de 260 micorrizas de Tuber melanosporum por planta. La presencia de cualquier micorriza del género Tuber que no sea T.melanosporum también supone el rechazo del lote. La ventaja de este método es que no destruye la planta que se analiza.
-metodología INIA-Aragón (España, 1999)
Se basa en el conteo de 300 ápices, repartido equitativamente por 3 sectores de la raíz. Se exige un mínimo de 30% de micorrizas de T. melanosporum y ausencia de micorrizas de otras especies de este género.
Existen laboratorios de la administración y universidades que pueden valorar la calidad de la planta, entre ellos:
– Departamento de Biología de
– Facultad de Biología de
– Centro forestal de Valonsadero (Soria), Junta de Castilla y León
– Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Zaragoza
– Centro Forestal del Solsones. Universidad de Lérida
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