La seta de cardo (Pleurotus eryngii) es una de las especies comestibles más apreciadas y extendidas en nuestro país. Su aparición en los campos  y páramos genera en nuestros pueblos una autentica pasión por encontrarla. Son numerosos los seteros que en los otoños húmedos peregrinan por campos, montes y veredas con la vista en el suelo y la bolsa en la mano al encuentro de tan singular manjar.

En Italia país donde abunda  también y es muy apreciada, conocida allí como “cardoncello”, durante la edad media se le cantaba en las tabernas del Lazio, y en algunas regiones  era tal su fama de exquisita y afrodisíaca que la Inquisición prohibió consumirla ya que perturbaba a los peregrinos en su necesario recogimiento durante su periplo para alcanzar el jubileo.

En su composición están presentes todos los aminoácidos esenciales y un gran numero de vitaminas. Es una seta de  fácil digestión que combina muy bien con carnes y pescados, pero para muchos a la plancha o simplemente en la sarten con un buen aceite de oliva son deliciosas.

Plantar setas de cardo en el jardín o en el huerto.

Las setas de cardo son muy apreciadas en la gastronomía.

Son más finas, a decir de los muy entendidos, los ejemplares recogidos en las tierras altas de provincias del centro y norte de la península: Burgos, Soria, Teruel, Segovia, Salamanca, etc. En sus fríos páramos crecen las setas más sabrosas.