La trufa negra (Tuber melanosporum) ha evolucionado adaptándose a vivir en unos suelos y unas condiciones climáticas  determinadas. Aunque hay ciertas dudas y especulaciones en cuanto al conocimiento de su ciclo concreto de vida, es bien conocido y aceptado que  necesita de momentos puntuales de humedad en verano para completar bien  su ciclo vital. La experiencia nos dice que después de un verano seco, sin lluvias  y sin riego,  las truferas naturales o las plantaciones en edad de producir no  dan trufas o apenas producen.

En el ciclo biológico de la trufa aunque pueda haber detalles y aspectos concretos  desconocidos se sabe que las trufas iniciales (primordios)  se forman los meses de primavera y que en el periodo de verano (julio-septiembre) necesitan  lluvias naturales o riegos con una  periodicidad de 20 a 30 días dependiendo de la situación geográfica, altitud, tipo de suelo, etc para que un numero razonable de trufas  salve la estación seca y puedan continuar y completar su ciclo durante el otoño y el invierno (engorde y maduración).

Aunque la primavera y el inicio de verano este año,  en general, han sido favorables en precipitaciones entramos en un periodo bastante critico para la trufa si faltan o escasean las lluvias o las tormentas estos dos próximos meses.

Aunque el riego en truficultura es un tanto polémico por las experiencias negativas que se cuentan, lo cierto es que cada vez más  plantaciones instalan riegos y mejoran sensiblemente sus producciones los años secos.

Así pues no permitir periodos entre riegos (o entre lluvia y riego) de más de un mes debería ser un objetivo irrenunciable si queremos recoger trufas

Aunque cualquier sistema de riego que proporcione humedad al suelo en momentos de necesidad puede mejorar la producción de trufas, en la práctica el que mejores resultados productivos proporciona es la micro aspersión. Se trata de colocar micro aspersores generalmente en la base del árbol trufero que pulverizan el agua en la superficie del quemado durante varias horas, de este modo el agua moja uniformemente toda la superficie del quemado y penetra en el suelo a una profundidad  de 25-30 cm. Es importante cerciorarse de que la humedad alcance esa profundidad. Riegos superficiales de menos de 10 cm de profundidad pueden resultar inútiles.

Estas instalaciones de micro aspersión  se alimentan de agua desde  balsas o depósitos, también directamente desde  pozos perforados que tienen un caudal suficiente o incluso en pequeñas plantaciones puede llevarse con cubas a las que se conecta el sistema de riego dando presión con una pequeña bomba para tal fin.

Si no disponemos de instalación de riego, durante el mes de julio puede ser razonable si la parcela no es muy extensa provocar un acolchado, tapando parte del quemado con restos de poda (una poda no muy agresiva puede realizarse en el momento). Si podemos aportar agua con  cuba y regar los quemados tapados entre mitad de julio y mitad de agosto mejorara la producción si las lluvias son insuficientes o faltan.

Respecto al momento de regar siempre es aconsejable hacerlo en las horas de menor calor o por la noche y si podemos aprovechar días nublados mejorara la eficacia del riego.

Balsa donde recogen agua para luego regar la plantación. Es frecuente este tipo de balsas en plantaciones de cierta superficie.
balsa
 
La protección del suelo del quemado con ramaje de poda ayuda a mantener la humedad en verano.
plantacion sin limpiar el suelo
 
Los suelos pedregosos son un mulch  natural que evita en parte la perdida de humedad del suelo.
plantacion con aspersores
 
Instalación de micro aspersores en la base del árbol para regar el quemado. Este tipo de instalación de riego es el que predomina en las plantaciones.
plantacion con aspersores 2
 
Mariano Casas Gimeno
Cultivos Forestales y Micologicos S.L.